Arquitectura de Calor Hormonal





Philippe Rahm ha investigado minuciosamente el clima, el entorno, las ventajas que pueden sacársele a los elementos naturales demoliendo de la arquitectura los espacios exteriores e interiores tradicionales. Para él La ciencia puede ser una buena herramienta para cambiar el lenguaje. Cuando estuvo trabajando en los estudios de Alfred LewyBrainard o Anna Wirz-Justice  descubrió que la luz está relacionada también con el campo biológico del cuerpo y no sólo con lo abstracto, lo que le supuso una forma distinta de pensar la arquitectura. Desde el campo inorgánico, la arquitectura deviene en algo orgánico, hormonal.
Para él la fantasía llega después de un proceso objetivo y preciso (esto creo que es un punto que siempre podríamos discutir...). Realmente se  puede alucinar con algunos de sus proyectos: El proyecto mostrado en el Centre Pompidou en 2007, “Diurnisme”, por la luz amarilla intensa, pantallas negras, y la música de piano alterada. Sin embargo, parece ser que fue un proceso completamente racional para escapar de la iluminación urbana moderna. La llegada de la iluminación a las calles durante el siglo XIX fue el origen de uno de las más importantes revoluciones sociales y políticas en lo que concierne a la forma y prácticas en una ciudad.
El propósito era demiúrgico: hacer que la noche fuese como el día. Desde ese momento  hemos prolongado el día artificial dentro de las ciudades. La luz de calle trajo nuevas tipologías urbanas, pero también arrastró nuevas conductas, como el noctambulismo, pasear tranquilamente, el baile de noche.
Este es el mismo tipo de ambición él quiere producir hoy, pero más contemporáneo, más ambiguo: crear la noche durante el día. Reinventar una nueva noche en el día ininterrumpido que nos ha traído la modernidad. que es lo contrario a lo que hizo la invención de la luz artificial, internet y la globalización, una segunda perversión.
Después de “Noctambulisme” quiso inventar el “Diurnisme”, usando una luz brillante amarillo-naranja, con longitud de onda, encima de los 570 nanómetros. Esto era captado por el cuerpo a través del flujo de la melatonina como una noche verdadera. La sala se convirtió en una paradoja entre lo visible y lo invisible: una noche vista como un día soleado. LosNocturnos inversos para piano, del irlandés John Field, de inicios del XIX, invadían el espacio.
“Ghost flat” es una investigación sobre cómo construir racionalmente una casa no precisamente en un espacio sino en otra realidad.  El sentido común dice que la arquitectura es básicamente un universo en tres dimensiones. “Ghost flat” es un proyecto para vivir en dimensiones desconocidas amplificando un espectro corriente sensible para alcanzar nuevas coberturas, disimuladas en los pliegues del tiempo y el espacio. Una habitación atrapada dentro de otra, donde el fantasma del programa puede aparecer en otro programa.  Ocupando al mismo tiempo la misma superficie, mezclando su masa y volumetrías, cada parte del programa (habitación, sala de estar, lavabo) difunde por sí misma una fracción del espectro electromagnético. La habitación aparece enttre 400 y 500 nanómetros; el salón entre 600 y 800. El lavabo está localizado en ultravioleta, entre 350 y 400.
Para este tipo de arquitectura  hay que entenderla no sólo como lo visible, sino como lo invisible. Hay un intento de extender la arquitectura entre lo infinitamente pequeño y lo inmensamente grande, entre lo fisiológico y lo meteorológico, "Las herramientas pueden devenir invisibles y luminosas, produciendo lugares étereos, paisajes abiertos, una nueva geografía, diferentes maneras de lo neurológico y lo metereológico, lo físico y lo atmosférico. Deseamos espacios sin sentido, sin lecturas, en los que los márgenes desaparezcan, las estructuras se disuelvan, sin límites".
El espacio viene a ser electromagnético, químico, sensorial, con dimensiones térmicas, olfativas y cutáneas donde podremos sumergirnos, habitándolo. Respiración, sudores, radiación térmica de nuestros cuerpos. La actividad física, hormonal; nuestros pasos y vestidos.
Un proyecto de jardín en 2005 estuvo basado en la idea de que no podemos construir espacios en el tiempo. Esta obra pedía un segundo verano para una isla, una isla pantanosa. Un terreno agreste aunque tuviese un río. Fundiendo por siempre sus sombras, muchos olmos de ennegrecida corteza.  Un tiempo a la deriva, una estación que se desplazase, perdida en una isla, oculta en el bosque. Allí, el verano podía durar indefinidamente. Esto se podía extender a lo largo del año, pasando a través del otoño, abriéndose brecha entre el invierno y la primavera.  Una suerte de segundo verano, una alteración de las estaciones, un verano indio, pero más vigoroso, lejos del invierno austríaco, un clima en suspensión. En el corazón de la isla, detrás de la masa oscura formada por los árboles, podíamos sacar la claridad, como un improbable y sobrenatural espacio.
En un perímetro de 200m2 se definió por una temperatura del suelo cálida durante todo el año.  Alimentado por una bomba de agua de 20 kw, usando la energía del suelo, entre los 8 y los 12ºC, probando una sonda geotermal 160 m bajo tierra, una red de agua a 35º a la profundidad de 25 cms. El centro radial en el suelo, propagándose a la superficie. La tierra aquí nunca se congelará. En el invierno, extrañas especies de plantas y arbustos pueden crecer, sin necesidad de invernaderos, un tiempo y un clima propicios, despistados en este verano artificial. 
Y aquí está también la luz del solsticio de verano, el 21 de junio, con sus brillos y variaciones, que se perpetua durante el año. El amanecer a las 05:03 hrs, y el sol se pone a las 23:41 hrs. Cada día igual, todo el tiempo. El día dura 15 horas y 53 minutos. Incluso el 21 de diciembre, cuando la claridad del día es más improbable y el sol se hubiera ocultado a las 16:10 hrs.
Realmente no se han cambiado los colores, la fotosíntesis no cesa, las ramas no se quiebran. Alpha, gamma, delta, epsilon, beta y otras tres estrellas, crean un día veraniego en el corazón de una isla en invierno.
El agua y la humedad pueden ser elementos arquitectónicos como las paredes, las escaleras, las ventanas. El proyecto para las casas Mollier revela y caracteriza una invisible y esencial conexión entre el espacio interior y la humedad. Se produce una nueva relación sensual y fisiológica entre el habitante y el espacio directamente en las restricciones del equpamiento técnico de la construcción. Es muy cercano con el paisaje del lago de Vassivière en Limousin, enlaces físicos y químicos, como si estuviera situado en el carácter material del territorio, en su humedad.  Un ocupante dentro produce vapor, no de forma constante, pero sí de acuerdo a la función primordial de cada habitación. La presencia del vapor de agua en el aire produce naturalmente, desde la respiración y el uso de agua caliente, daños y riesgos de condensación al espacio.
Surge una nueva relación profunda y compleja entre los habitantes, sus cuerpos y el espacio, de acuerdo con estas características físicas y químicas. Esta arquitectura está diseñada para que  los espacios aporten según la variación del nivel de humedad relativa, desde lo más seco a lo más húmedo, desde un 20º a un 100º de humedad relativa. Una persona que duerme emite cerca de 40 gramos de vapor cada hora en su dormitorio, mientras produciría 150 gramos cuando está activa en la sala de estar. El uso del lavabo aporta 800 gramos en 20 minutos, y en la cocina, 1500 gramos por hora. Las áreas están diseñadas de acuerdo con la ruta del aire renovado a través de la casa, desde las más frescas hasta las más viciadas, de la habitación al lavabo. Se han creado espacios más o menos secos, más o menos húmedos, para ser ocupados libremente, y que sean apropiados de acuerdo al clima y a las estaciones.
Y la arquitectura podria ser un suma y sigue de paradigmas fisológico-psicológicos...

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