Desde el inicio de los tiempos el ser humano, en sus contrucciones ha tendido a la verticalidad.Con esto me refiero a la necesidad de crear edificios infinitos que se alcen ante nosotros y que parezcan clavarse en el cielo como un alfiler. Es cierto que durante siglos esta necesidad se ha visto respaldada generalmente por motivos religiosos, como es el ejemplo de las pirámides de Egipto, o las catedrales góticas apuntando hacia el cielo para estar más cerca de dios. Entonces se trataba de creencias, pero hoy en día eso no puede servirnos como escusa, pues no es verdad que construyamos edificios altos por cuestión de creencias.Lo hacemos por ambición. Necesitamos tener el televisor más grande, el coche más grande,la casa más grande, el pene más grande, y eso se extiende inevitablemente a la arquitectura. El resultado son países como niños chicos compitiendo por ver quién tiene el juguete más grande. Competimos por los estadios, por los aeropuertos, por las iglesias, por los puentes y carreteras, y como no por los rascacielos.
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